lunes, 2 de julio de 2007

Jugando al mayor y menor

Finge estar feliz, porque en realidad lo único que desea a su temprana edad es jugar como los demás niños, sin preocupaciones ni responsabilidades, al menos las básicas. “En lugar de trabajar quisiera estar en casa, despertarme tarde y ver dibujos animados por la televisión”, comentó Manuelito, quien a sus diez años labora en las calles desde muy pequeño, primero fue en compañía de su madre, ahora que aprendió a defenderse lo hace solo.

Su casa es humilde, de cartón y esteras, ubicado en el cerro San Cosme en el Rimac; como todos los días sale a las ocho de la mañana, para ganarse algunos centavos que la gente de buena voluntad le propina por actuar en los buses. Su madre Lucrecia le da un beso en la mejilla y una bolsa negra, que contiene una lata de leche vacía con un agujero en uno de los extremos y un peine que le llaman trinchi (los usan las mujeres de cabellos ensortijados o crespos) antes de marcharse.

En el camino cuenta que debe aprenderse canciones de memoria y tocar el instrumento al ritmo de su voz, aunque le cuesta mucho, ya que la calle esta llena de ruidos y los ómnibus aportan a ella . La garganta es una de las herramientas principales y debe cuidarla, porque lo poco que gana sólo le alcanza para los alimentos básicos; a veces té, si le va bien en el día leche, pan con soledad, como él le llama, sopa, menestras, lo más cómodo que se puede hallar en el mercado.

Pero no sólo sube a los buses a tocar y cantar, también se cachuelea de otra manera, por decirlo así, observa atentamente el semáforo, espera la luz roja, se crea un escenario imaginario y manos a la obra: se ubica en medio de la pista y se pone a hacer piruetas durante unos segundos, para luego extender la mano y pedir la colaboración a los autos que pueda antes de que se ponga en verde y tenga que correr a la vereda.

Le pregunté de dónde o cómo aprendió esas piruetas, a lo que respondió: eso lo aprendí observando a otros hacerlo y pensé, como todo emprendedor, ¿por qué yo no puedo intentarlo?, así que le prestó mucha atención a los movimientos, para después practicarlos en casa. Me esforcé mucho, dijo. Ahora ya lo hago como todo un experto, acotó segundos después.

Tiene la piel quemada por el sol y las manos con algún que otro cayo, que demuestra trabajo, esfuerzo y empeño, y aunque empezó como jugando, dice querer trabajar algún día en el circo, entre risas como si lo dijera de broma. Transcurridas las horas cuenta los centavos que ganó hasta el momento y hace su cuenta, restando las monedas que va ha gastar en comprarse algo para llenar el estómago.

Ya siendo las 2:47 pm camina hacia el puesto de la señora Bertha, quien es su casera que vende papa a la huancayna con huevo a un nuevo sol el plato, como ya lo conoce de tiempo le sirve un poco más que a sus otros clientes, es decir con su yapa.



Bertha dice que es un chico bueno y respetuoso y que a veces le ayuda a guardar o a cargar algunas cosas, pero eso sí le da su propina.

Después de la merienda, compra una botella de agua y se la bebe, dejando un poco para otras tantas veces que tenga sed. Otra vez al trabajo. Busca desde la vereda un bus que este más o menos lleno para que pueda sacar lo que gasto al comprar su almuerzo, pero la lucha es dura, porque el cobrador no le permite subir, eso pasa a diario y tenemos que sobrellevarlo y ser persistentes hasta que nos acepten en alguno, dice Manuel.

Por fin sube a uno, se para en uno de los extremos de la silla, se persigna, se dirige al público antes de tocar y cantar a la vez, diciendo: señores pasajeros, damas, caballeros, tengan ustedes muy buenas tardes, soy un niño que estudia y trabaja para sacar adelante a mi familia, espero que me comprendan, no les vengo a pedir dinero, mucho menos a robarles, sino su colaboración, les voy a cantar un par de canciones, espero que sea de su agrado.

Abre la bolsa negra y saca sus instrumentos, y dice así: soy un muchacho provinciano…Canta una canción muy conocida de Chacalón, para hacer tal vez reaccionar a la gente del bus. Luego canta otra también del mismo autor. Terminada la actuación dice: señores gracias, voy a pasar por sus asientos esperando su voluntad, no me ignoren levántame la moral, gracias y que Dios los bendiga, será hasta la próxima oportunidad.

Baja del micro, cuenta cuanto ganó y se lo guarda en uno de sus bolsillos, después de repetidas veces la misma acción, busca un lugar donde haya un reloj para saber la hora, ya que no puede llegar muy tarde a casa; se para a un lado de la pared y saca todas las monedas, muchos diez y veinte céntimos y algunos soles y cincuenta céntimos, en total reunió en todo el día trece soles con ochenta céntimos líquidos.


Descontando su pasaje de regreso a casa, es decir reunió catorce soles con cuarenta céntimos. Al ver que son las ocho con veinticinco minutos de la noche, se prepara para huir a casa, así que busca el autobús que le lleva a casa en cada paradero que baja, ofreciendo su repertorio hasta su destino y como todos los días no paga pasaje ni de ida ni de vuelta.

INTRODUCCIÓN

El objetivo inmediato de este blog es poner en práctica mis conocimientos de periodismo y de todas las ramas existentes que puedan nutrir esta carrera, haciéndolo más interactivo e interesante. Su fin mayor, sin embargo, es contribuir a la enseñanza, aprendizaje y práctica. Está dirigido por lo tanto a estudiantes, académicos y periodistas. Mi propósito es que circule libremente por la Internet como material de estudio y consulta.