martes, 14 de julio de 2009

La psicología de un crimen

Quién diría que un chico tan bien parecido que no parecía matar una mosca y con tan solo 21 añitos, puede haber perpetrado un crimen tan horrendo a un amigo que le dio la mano en los peores momentos de su vida, que le dio trabajo y le ofreció su amistad.

Qué pudo haber pasado por su cabeza ese día a horas antes del macabro crimen; acaso no pensó en el que dirán, en la vida manchada que llevaría, si Marco Antonio hubiera terminado con vida y lo denunciara de robo y terminara cumpliendo condena en la cárcel. Acaso no pensó en el dolor de su madre y el posible abandono de su hija.

Pero lamentablemente sí lo pensó, no solo era el robo, sino también la cabeza de Marco; darle muerte, por razones que creo que no se necesita explicar. Un hombre que conoce a su víctima y que la víctima lo conozca…

Quizá la ambición de su ideal manipuló sus pensamientos e hizo que su mente planeara lo que hoy cuenta ante las autoridades. Una historia que empieza con la amistad y que luego se convierte en traición.

Tal vez Luis Glenni recién salga de su hipnotismo y se dé cuenta de los hechos. Tal vez el color y el perfume del dinero no le hizo ver la realidad que vive ahora. Quizá ahora se sienta arrepentido. Pero el arrepentimiento no servirá de nada, porque no lo salvará de los años que obtendrá por ser culpable del acto que cometió en complicidad de sus amigos que tampoco se salvaran de la condena.

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